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La Villa de Alhama de Murcia

Fotografía para ilustrar el textoLa Villa de Alhama se encuentra enclavada en el sureste español, en la zona centro de la Comunidad Autónoma de Murcia y a mitad de camino entre dos de las ciudades más importantes de ésta, Lorca y Murcia capital. Concretamente se sitúa entre los 37º 43´ 20" y los 37º 54´ 25" latitud Norte y entre 1º 16´ 05" y 1º 33´ 45" longitud Oeste, a unos 200 metros sobre el nivel del mar. Está bien comunicada por carreteras mediante la Autovía del Mediterráneo (E-15) que recorre todo el arco mediterráneo peninsular.
El municipio está “entre montañas”, al este la Sierra de Carrascoy y al noroeste por Sierra Espuña y La Muela de Alhama, en el Valle del Guadalentín. Este nombre del valle le viene dado por el río Guadalentín que la recorre de suroeste a noreste.
Tiene una extensión de 31.183 hectáreas y cuenta con una población de unos 17.000 habitantes, repartidos entre el principal núcleo urbano y las cuatro pedanías del municipio.

El Berro” es la pedanía de la Sierra, hermoso enclave en medio de Sierra Espuña, a unos 14 km de la localidad y a unos 600 metros sobre el nivel del mar. “Las Cañadas”, a 10 km de Alhama de Murcia, es la pedanía más al sur, situada en la margen derecha del río Guadalentín. “La Costera” a tan solo 6 km de la localidad, es también una pedanía serrana, concretamente de la Sierra de Carrascoy pero no tan elevada como El Berro. “El Cañarico” es la más alejada del casco urbano de Alhama, a unos 17 km, y se ubica en la vertiente norte de la Sierra de Carrascoy. El resto del término municipal se organiza en 5 diputaciones que son: Gebas, Espuña, Las Flotas, El Ral y Las Ramblillas.

Reseña histórica

Fotografía para ilustrar el textoLas primeras noticias históricas que de Alhama de Murcia se tienen datan del año 896 d.C y hacen referencia a las aguas termales del municipio. En esa fecha, Ibn Hayyan cita una expedición cordobesa por estas tierras, concretamente menciona el lugar Ayn Saytan o Fuente del Diablo, situada, según el cronista, entre la capital y Aledo, que por su citación geográfica debía coincidir con Alhama de Murcia. En el siglo XI se tiene noticia, por el geógrafo Al-Udri, de Laqwar (conocida dos siglos más tarde, en el XIII, como Hamma Bi-Laqwar), de una fortificación (Hisn al-Hamma) y el baño de Alhama.
Como se puede observar en Alhama todo tiene un “sabor árabe”, tal y como expresa Merino Alvarez en el siguiente escrito:

Hoy, como ayer, todo es obra de los moros; todo es moro; moro es el traje, en el que el turbante se convirtió en pañuelo y montera, la chilaba en capote, el calzón berberisco en los zaragüelles y la babucha en el alpargate; moros la huerta, los naranjales, los almíbares, los alfajores lorquinos y mil otras confituras; mora la barraca construida con at-tobas (adobes) y hecha por ocho cañizos y al-bardín (albardín); mora la alquería; mora, en fín, la música de las malagueñas murcianas, de las parrandas y las torrás, en las que al son de la bandurria o de una guitarra, nuevas reminiscencias del tour árabe vibran el corazón y el alma de un pueblo.

Son sin duda "Los Baños" los restos arqueológicos más relevantes de Alhama, con más de dos milenios de antigüedad. En ellos se pueden diferenciar perfectamente dos sectores: el baño termal-medicinal y el baño recreativo y de placer.

El Castillo de Alhama es, sin lugar a dudas, el otro exponente arqueológico de la villa, símbolo con el que cada alhameño se identifica. Fue la llegada de los musulmanes en el siglo VIII a la Península Ibérica, lo que supuso el control militar de los núcleos de población con una importante tradición tardorromana. En este sentido, la fortificación del Castillo, asociado a una población estable, cumplía una importante función estratégica de control. Tras la conquista, por parte de la Corona de Castilla, la villa quedó anexionada a la corona hasta que en 1387 se incorporó al Señorío de los Fajardo. Del trazado árabe original de la muralla se conserva una buena parte, sin haber sufrido modificaciones cristianas apenas. Su cronología abarca desde finales del siglo XI hasta el XVI, momento en que la población comienza a colonizar las faldas del Cerro, en lo que actualmente conocemos como Plaza Vieja, y en la cuál aún se conserva el trazado medieval.

Ya en el siglo XIV se tiene noticia de un templo dedicado a San Lázaro. Éste se amplía en 1525 bajo el patronazgo del Marquesado de Los Vélez. En 1747 se termina de construir la fabulosa portada barroca de la actual Iglesia de San Lázaro, compuesta por dos cuerpos sobre un fondo de sillares. En la hornacina central figura la imagen de Nuestra Señora de Gracia. En su interior se sitúa la Capilla de la Comunión o del Rosario, en cuyo altar se ubica la imagen de la Virgen del Rosario, patrona de Alhama.

En el XVIII, con la denominada “arquitectura del grano”, se construyen algunos edificios vinculados a la actividad económica de la villa y de especial relevancia. La Casa de la Tercia es uno de estos edificios históricos, antiguo granero del Marqués de Villafranca y los Vélez que aún conserva el escudo del Marquesado rodeado del toisón de oro. Otro de estos edificios es el Pósito Municipal, dedicado al Gobierno Municipal desde 1923 hasta 1986. Estas edificaciones monumentales representan fielmente este tipo de arquitectura de ladrillo junto a los tramos enlucidos de mampostería.

En los últimos siglos, del XIX al XX, se han construidos nuevos espacios arquitectónicos y jardines, que terminan de conformar el patrimonio alhameño. La casa de los Saavedra (actual Centro Cultural del V Centenario) y el Ayuntamiento, ambas de principio de siglo, junto con la plaza de la Constitución, el parque de La Cubana y el Jardín de los Patos, enmarcan el nuevo centro social y económico de la villa, sin olvidar el Jardín de los Mártires y el Mercado de Abastos.

Natualeza en Alhama de Murcia

FotografÃOa para ilustrar el textoLa historia y la forma de vivir y de sentir de los alhameños va unida, sin lugar a dudas, a la presencia de grandes formaciones montañosas y de otros parajes naturales, símbolo e identidad de Alhama de Murcia.
Uno de esos espacios naturales, quizá el más relevante, es Sierra Espuña. Localizada en el centro de la región de Murcia, entre los valles del río Guadalentín y el río Pliego. Su extensión es de 25.000 hectáreas, contando con 17.804 con la figura de protección de Parque Regional. La cota más alta la alcanza el Morrón de Espuña, con 1585 m. El clima es claramente de tipo mediterráneo, con marcadas sequías estivales, aunque la presencia de este sistema montañoso propicia la aparición de un microclima más húmedo que en el resto de la Región. Debido a su altitud, no es raro que en la temporada invernal la nieve haga acto de presencia.
La gran diversidad de relieves, diferenciación de solana y umbría, tipos de suelos y la participación de ambientes húmedos, sin olvidar la influencia humana en la Sierra, hace de Sierra Espuña un conjunto de paisajes en los cuales podemos diferenciar al menos cinco: la zona de bosque y matorral, los barrancos, ramblas y fuentes, las cumbres, los roquedos y los núcleos humanos con sus cultivos. El paisaje vegetal dominante es el pinar, en su mayor parte de acciones de repoblación llevadas a cabo entre 1891 y 1902 (dirigida por Ricardo Codorníu Stárico). Como buen exponente de la riqueza y diversidad botánica del sureste español, se alcanzan cerca de las mil especies vegetales diferentes en esta Sierra. El carrascal también tiene una mínima representación, en bosquetes mixtos con el pinar a partir de los 700 m., sobre todo en suelos de carácter ácido. El matorral mediterráneo tiene como representantes a gran diversidad de especies botánicas como el lentisco, la coscoja, el enebro, la genista y el romero, todas ellas con adaptaciones a este tipo de clima. Es en las cumbres y roquedos donde encontramos varias especies endémicas y “raras” en la vegetación de la zona. Acompañando a esta rica diversidad botánica, aparece también, una gran variedad de fauna: la ardilla de Sierra Espuña, el azor, la gineta, el jabalí, el piquituerto, el arrendajo, etc. Y en las zonas cacuminales podemos encontrar el hábitat idóneo para que anide el águila real. También en las altas cumbres podemos observar con gran facilidad al Muflón del Atlas o Arrui. El Parque Regional de Sierra Espuña consta también con una figura de protección ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), debido a las características de su avifauna.
El Parque, también cuenta con zonas de acampada autorizadas, refugios, albergues y zonas de ocio y recreo, para uso y disfrute de la población. Además existe un Centro de Visitantes en el cuál pueden encontrar información muy valiosa y práctica sobre el entorno de Sierra Espuña.

Además de este importante espacio natural, como es Sierra Espuña, en el municipio también podemos encontrar otros parajes naturales de extraordinaria belleza como la Sierra de La Muela, los Barrancos de Gebas, el Parque Regional de la Sierra de Carrascoy y El Valle y los Saladares del Guadalentín. Estos últimos se sitúan en las proximidades del río Guadalentín y su vegetación incluye especies esteparias de gran importancia como el almarjo y la sosa jabonera (plantas utilizadas desde antaño en la comarca para hacer vidrio y jabón). La importancia de este paraje reside en las peculiares comunidades de aves que de él dependen, por lo que cuenta también con una figura de protección ZEPA y Paisaje Protegido.